Hemos hablado mucho del cáncer de mama, pero pasado el mes de Octubre se nos olvida lo aprendido y no volvemos a mencionarlo hasta dentro de un año. No debe ser así. Desde el año 1985 el cáncer de mama está aumentando en un 3.2% en España. Somos muy conscientes ya de que lo que era una enfermedad rara se ha convertido en nuestros tiempos en una enfermedad común y
luchamos día a día para apoyar y fomentar la investigación.
¿Y si gastáramos más recursos en la prevención?
Cerca de cien científicos piden a Europa y a la comunidad internacional que actúen contra
los disruptores endocrinos, entre ellos el
doctor Nicolas Olea de la Universidad de Granada, un destacado científico a nivel mundial.
Muchos de estos científicos reivindican que se escuchen sus investigaciones y dejen de archivarse en los cajones de los gobiernos.
"Desde hace décadas, la ciencia se ha visto atacada cada vez que sus descubrimientos cuestionaban actividades comerciales o intereses establecidos. La evidencia científica ha sido brutalmente deformada por personas que niegan la ciencia o que están financiadas por intereses industriales, con el objetivo de crear una falsa impresión de controversia. Esta fabricación de la duda ha retrasado las acciones preventivas con graves consecuencias para la salud de la población y el medio ambiente."
Los “fabricantes de duda” trabajan en diferentes áreas, como la industria de tabaco, la petroquímica y el sector agroquímico. Por sí sola, la industria petroquímica es fuente de miles de sustancias químicas tóxicas y contribuye al incremento masivo del nivel de dióxido de carbono en la atmósfera, uno de los causantes del cambio climático. (Fuente:Le Monde)
Al igual que tras el acuerdo de París en 2015, empezaba una nueva era en la lucha por la protección del clima, una lucha similar se está librando en torno a la necesidad de
reducir la exposición a los disruptores endocrinos. La Comisión Europea está a punto de implementar la primera regulación de disruptores endocrinos del mundo. Aunque muchos países han expresado su preocupación con respecto a estos productos químicos, no existe una regulación conjunta.
¿Por qué surge esta necesidad?
Porque nunca antes la humanidad se ha enfrentado a tan elevado número de enfermedades relacionadas con el sistema hormonal, como cáncer de mama, testículos, ovarios o próstata, problemas de desarrollo cerebral, diabetes, obesidad, testículos sin descender en los bebés, malformaciones del pene y escasa calidad del semen. Una abrumadora mayoría de los científicos que participan activamente en la investigación de las causas de estas tendencias de la salud están de acuerdo en que están involucrados varios factores, entre ellos las
sustancias químicas capaces de interferir con nuestros sistemas hormonales.
Varias sociedades científicas expertas han señalado que
estos productos químicos, llamados disruptores endocrinos, representan una amenaza para la salud mundial. Estas sustancias pueden interferir con las hormonas naturales durante los períodos críticos de desarrollo, como el embarazo o la pubertad, cuando nuestros cuerpos son particularmente sensibles.
Las consecuencias llegarán más tarde.
Europa ya reconoce que
cuatro ftalatos, utilizados en artículos de plástico de uso común, en productos de limpieza y cosméticos, son “
disruptores endocrinos con efectos nocivos para la salud humana (los ftalatos son un grupo de unas 80 sustancias químicas sintéticas que, dada su versatilidad y bajo precio, se utilizan extensamente en productos de uso diario, como plastificantes, fijadores del aroma artificial y conservantes de cosméticos y productos de higiene).
Sin embargo,
sigue permitida la importación de artículos que los contienen y otros usos habituales no sujetos a la normativa
REACH, como los productos de limpieza y de cuidado personal, geles de pelo y cremas para la piel.
¿Qué debemos hacer?
Evitar al máximo la exposición a los disruptores,
optar por cosmética libre de parabenos y de derivados petroquímicos, cuidar nuestra alimentación comprando productos de agricultura ecológica y limitar el consumo de productos animales si no estamos seguros al 100% de su procedencia. Cada paso que demos es importante para ganar la batalla a lo que ya es una epidemia en nuestros tiempos, el cáncer, la diabetes, los problemas de fertilidad...
En laboratorios
Maystar fabricamos de manera que
nuestro impacto sobre el medio ambiente sea el menor posible y disponemos de un
laboratorio propio donde investigamos y desarrollamos una completa gama de productos cosméticos. La fórmula para el éxito la obtenemos al compaginar la
tecnología más innovadora con la aplicación de los
principios de la dermocosmética, y todo ello a partir de
una experiencia galénica en investigación, según la cual maximizamos los resultados estéticos con importantes efectos terapéuticos sobre la piel.
Así, todos nuestros productos cosméticos llegan a nuestros clientes formulados con los mejores
principios activos adecuados para
garantizar una piel saludable, vital y bien cuidada.