Un
salón de belleza es un negocio que requiere un excelente servicio de
atención al cliente. Debemos asegurar la máxima calidad en el trato para que recuerden nustros protocolos y los perciban con la máxima calidad para asegurar y fidelizar su vuelta.
El servicio en un salón de belleza debe de ser lo más excelente posible, no debemos conformarnos con un notable.
Piensa siempre como querrías tú que te tratasen cuando acudes a un salón. Estudia muy bien tu espacio porque la atmósfera que perciba tu cliente será la responsable de su bienestar. Un
espacio acogedor, con una
iluminación adecuada y una
camilla confortable son las premisas básicas con las que debe contar tu negocio.
Las consecuencia inmediata de un salón de belleza bonito y acogedor es que aseguras que tu cliente se sentirá bien y
querrá volver con frecuencia. De la misma manera aseguras que tu cliente
recomiende tu centro a otras personas.
Tu actitud debe ser paralela a la imagen que transmite tu salón. Sabemos perfectamente la lealtad de la mayoría de mujeres hacia su esteticista o estilista, es difícil que una vez conquistadas cambien de salón.
Cuida al máximo tu imagen, tu pelo, tus manos, tu uniforme... Estás vendiendo belleza, así que debes reflejar al máximo una imagen impoluta pero sin estridencias.
Un
salón de belleza debe transmitir una imagen limpia, minimalista y luminosa, tres premisas que puedes aplicar a tu imagen. Procura no abusar del maquillaje pero sí
mostrar una piel cuidada, recoge tu pelo y si no utilizas guantes no esmaltes tus uñas con tonos fuertes. Constituir una base de clientes leales asegura unos ingresos fijos que harán que tu Salón prospere.
En Starpil tenemos experiencia en formación y la intimidad y trato al cliente son premisas fundamentales para asegurar la calidad de un centro de belleza.
Nuestras recomendaciones en cabina:
AMBIENTACIÓN
Para conseguir que nuestros clientes se sumerjan en una sensación de bienestar y relajación debemos ambientar la cabina con una
atmósfera cálida y acogedora.
El espacio debe estar
iluminado de manera suave con velas y luz indirecta que produzca un efecto relajante, focalizando la luz durante el tratamiento sobre la zona a tratar.
Una
música suave, velas y la cabina ligeramente perfumada nos ayudarán a crear una atmósfera de relax.
BIENVENIDA
Explicaremos al cliente cómo y dónde puede dejar su ropa y enseres personales, dejándole unos minutos para que se prepare. Acomodaremos al cliente en la camilla
cubriéndolo con una toalla para no invadir su intimidad.
Para favorecer su relajación lo más adecuado es conversar con el cliente antes del tratamiento (explicando qué pasos vamos a realizar en cada caso) y al finalizarlo.
Durante el mismo debemos realizar
preguntas puntuales para comprobar que se encuentra cómodo y para conocer sus sensaciones sobre los productos aplicados y las maniobras
realizadas.
Es importante aplicar cada producto en función de las necesidades de la piel del cliente, adaptándolos según el diagnóstico previo.
FASE DE RELAJACIÓN
Una vez acomodado el cliente en la camilla, acercaremos a su rostro nuestras manos impregnadas con unas gotas de
aceite esencial para favorecer la relajación a través de la
aromaterapia.
DEPILACIÓN
Iniciamos el tratamiento de depilación informándole, en todo momento, de la cera que estamos utilizando y preocupándonos por las molestias que pueda ir sintiendo. Iremos depilando por partes, siempre
cubriendo aquellas que no estemos depilando con una toalla.
En ningún momento el cliente debe sentirse desnudo.
DESPEDIDA
Aplicaremos la
cosmética postdepilatoria adecuada para cada cliente, con un suave masaje que le haga sentir bien.
Aquí podéis profundizar sobre la importancia de la cosmética depilatoria.
¿Aplicas algunos de estos consejos en tu salón? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.