¿En qué consiste la medicina antiaging?

¿En qué consiste la medicina antiaging?
La medicina antiaging ya no es una moda, es mucho más que eso. La cosmética y la medicina estética nos ayudan a mantener el buen aspecto de nuestro físico a lo largo de los años, a detener las consecuencias visibles del envejecimiento. Pero ¿de qué nos sirve estar eternamente jóvenes por fuera si nuestro cuerpo sigue la evolución natural de envejecimiento? Image result for medicina antiaging

¿Podemos ralentizar el envejecimiento?

El envejecimiento responde a dos factores:
  • Los intrínsecos: genética, género y edad, es decir, los que heredamos, los propios de ser hombre o mujer y los que vamos adquiriendo a medida que pasan los años.
  • Los extrínsecos: aquellos que nosotros podemos controlar, los rayos ultravioleta, la contaminación, la alimentación, el estrés y el tabaco.
Los primeros, suponen un 50% de nuestro envejecimiento y contra ellos poco podemos hacer, hay personas que envejecen más que otras por su herencia. Sin embargo, el otro 50% depende plenamente de nosotros.
  • El estrés es la principal causa de oxidación celular y puede llegar a causar problemas graves
  • La contaminación ambiental, el tabaco y el alcohol influyen muy negativamente
  • Una alimentación con exceso de azúcar y alimentos procesados acelera la inflamación celular y el envejecimiento prematuro.
  • El sol provoca arrugas, flacidez, manchas y lesiones más serias en nuestra piel.

¿Qué podemos hacer?

Los especialistas en medicina antiaging nos dan las claves para empezar a ralentizar el proceso de envejecimiento a partir de los 35-40 años. Sí, como lo oyes, a los 35 años muchas partes internas de tu cuerpo se preparan para envejecer. - Análisis de los biomarcadores de salud y longevidad. El objetivo es la búsqueda de los valores de excelencia de aquellos biomarcadores que se correlacionen con algunas enfermedades. Lo normal no es lo óptimo, nos alejamos de la complacencia, de conformarnos con estar normales. - Actividad, ejercicio físico y deporte. El ser humano no está hecho para estar parado. El sedentarismo es fuente de todo tipo de patologías. En el mismo sentido, la actividad física y el ejercicio son una poderosa arma para la prevención y el tratamiento de las enfermedades del envejecimiento. - Dieta saludable fundamentada en verduras, frutas, leguminosas, pescados, carnes blancas, frutos secos, aceite de oliva, baja en azúcares añadidos y en grasas trans, ajustada al gasto calórico del individuo, que permita mantener un peso, un porcentaje de grasa corporal y una grasa visceral adecuados. - Suplementación nutricional con aquellos micronutrientes que, aunque se lleve una alimentación adecuada, no alcanzan sus niveles de excelencia en nuestro organismo. - Equilibrio hormonal y metabólico. El propio proceso de envejecimiento se asocia con una lenta y progresiva disminución de numerosas hormonas de nuestro organismo. - Sueño y descanso apropiados. La calidad y la cantidad de sueño va deteriorándose con el paso del tiempo. Su diagnóstico y su tratamiento con dosis adecuadas de melatonina, así como la mejora de los hábitos de sueño, previenen de las enfermedades del envejecimiento. - Salud conductual y neurocognitiva. Actitud positiva ante la vida. Existen formas de modular el carácter para afrontar los problemas cotidianos con menor repercusión negativa sobre nuestro organismo. - Limitación y/o cese de los hábitos tóxicos. Especialmente los más habituales: alcohol y tabaco.